Homenaje a Frida Khalo
La elección de este tema se debe a sentirlo identificado con mi propia vida. Después de realizar varias exposiciones pictóricas, tanto colectivas como individuales, decidí comenzar mis estudios en Historia de Arte, que proseguí hasta lograr la licenciatura.
Cuando leo la bibliografía de la pintora, de Frida Kahlo, me conmueve su historia. A lo largo de su existencia se debatió continuamente entre la vida y la muerte y eso se refleja en casi todas sus obras. La absoluta franqueza y sinceridad con la que trata su destino personal me afecta profundamente. En mi caso después de tener un grave problema de salud cuando tan solo contaba la edad de 24 años, me reencontré con la pintura, compensando así los largos tratamientos a los que me tenía que enfrentar. Busqué en la pintura un escape, algo que me mantuviera la ilusión y me dotase de la fortaleza suficiente para luchar por mi vida.
Años antes, en mi infancia, las monjas de mi colegio de Teresianas me animaban a que nunca olvidase mis dibujos, ganando varios premios durante mi proceso escolar.
Comencé a aprender pintura en el estudio del pintor José Luis Rodríguez Posadas, al mismo tiempo que comencé con mis tratamientos. Mis clases fueron interrumpidas cuando tenía que viajar desde Valladolid a Madrid, para recibir mis tratamientos en el Hospital. En cuanto me puede sostener, volví al estudio de José Luis, donde él y todos mis compañeros me recibieron con gran alegría, después de haber pasado tantos malos ratos por mi causa.
Dentro de una metodología feminista, he decidido hacer un paralelismo, entre la aproximación como artista a Frida Kahlo. Las dos tomamos la decisión de pintar, estando en un gran estado de gravedad Física. Y Las dos hemos sabido reaccionar con energía valorando la vida de una manera diferente.
La lectura que se ha hecho de la artista Frida Kahlo ha estado excesivamente vinculada a la interpretación literal y estática de todos sus símbolos. [1]De esta manera su figura es utilizada por la hagiografía feminista y el exotismo mexicano. En este artículo se reivindica su capacidad de invención o recreación de sí misma con fines artísticos, inclusive en sus autorretratos, y el análisis evolutivo de su universo simbólico.
Las interpretaciones que se han hecho de Frida Kahlo mantienen al observador bajo una inquietante fascinación. Ella pudo ser y llego a ser lo que quiso.
Algunas de las imágenes más originales y dramáticas del siglo XX pasaron por la cabeza de Frida Kahlo e imbuyeron su arte. Al pintarse sangrando, llorando destrozada, transmutó su dolor en obras de arte de una franqueza extraordinaria, templada por medio del humor y la fantasía. Toda la autobiografía pintada de Frida es específica, personal y minuciosa en lugar de general, con una intensidad y fuerza características., el dolor se halla en el centro de la exégesis de la obra de Frida Kahlo, siendo la enfermedad, la soledad, el amor, el desengaño, la maternidad frustrada o la cercanía de la muerte fueron las causas que inspiran una pintura estrechamente ligada a la vida y, por tanto, interpretable a la luz de su Diario.
[1] “FRIDA KAHLO: BODEGÓN CON CUERPO DE MUJER”, Amparo Serrano de Haro, Espacio, tiempo, forma, serie VII. Historia del arte, págs. 355-366.
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